Día internacional del orgullo Gay, una razón para marchar

La lucha por los derechos de los colectivos LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales) ha sido un tema de suma importancia en muchos países, en especial en América.

Se ha tomado carta en el asunto desde el ataque en el club gay Pulse ubicado en Orlando, esta masacre atenta contra la libertad y los derechos de estas personas. La comunidad LGBT tiene los mismos derechos y valores que todos los ciudadanos de la población.

En la actualidad la policía y demás autoridades han organizado lugares donde los homosexuales, gays y lesbianas puedan estar libremente sin la represión y agresión de las demás personas que son homofóbicas.

Estas personas son enfermas, los homosexuales no. Esta enfermedad es inducida por la cultura, por nuestro entorno. Las personas que sienten rechazo y discriminan a los que andan con los de su mismo sexo, son individuos de mente cerrada que no aceptan los cambios y el modernismo del siglo XXI.

En esta manera de pensar influye la religión, tradiciones, el machismo y la misoginia. En otros casos la forma de pensar cambia por las juntas que se tiene. Como dice el dicho dime con quién andas y te diré quién eres. Las amistades influyen mucho en el pensar y actuar de los demás.

Los homosexuales que se sienten afectados por las opiniones de los demás tienden a sufrir de depresión, ansiedad,  o traumas psicológicos. Muchos de ellos optan por el camino de las drogas, la desolación y el suicidio.

Aquellos hombres que se dicen los unos a los otros que no son suficiente hombres o que devalúan su hombría  son los más homofóbicos y machistas, y en América Latina aumenta más este problema, y no solo los homosexuales son víctimas de estos individuos, las mujeres amas de casa también lo son. Maltrato psicológico y físico se reciben por estos homófobos.

En nuestra sociedad hay prejuicios, estereotipos y tabúes arraigados, que se someten a una esclavitud en el trato hacia los demás, lo peor es que desde niños los educan con este pensamiento, en los varones que son los hombres de la casa, los que mandan; en las mujeres que deben hacer los quehaceres y atender a su cónyuge e hijos. Ya basta de este pensamiento retrógrado. Pensemos como una sociedad moderna del siglo XXI, una época globalizada y multifuncional.

La homofobia como forma de discriminación hace imposible las relaciones interpersonales, el respeto, la confianza y la igualdad.  

Con todo esto se quiere decir que las personas de la comunidad LGBT viven situaciones complejas de discriminación en la casa, escuela, trabajo, lugares públicos etc.

Las marchas, desfiles y eventos  del orgullo gay se hacen para reivindicar sus derechos ante la patria. Debemos participar en estos eventos para una inclusión de todas las personas sin importar sus rasgos sexuales.

Participar en estas marchas de manera ecuánime, donde doctores, abogados, licenciados, arquitectos y periodistas que les gustan las personas de su mismo sexo salgan a marchar, sin ser extravagantes con los plumeríos, hay que hacerlo de una manera cautelosa.

Al hacerlo con cautela, la persona que aun no ha salido del clóset lo hará, porque no se sentirá juzgado ni intimidado. 

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